martes, 13 de diciembre de 2011

5. Actuación de los Medios de Comunicación ante los secuestros

La censura tuvo mayor envergadura en la Prensa que en otras disciplinas como el teatro, el cine o incluso los monumentos, que tampoco se salvaban al hacer del régimen.
Los organismos del Estado encargados de la vigilancia de los medios leían cada día todos los textos de los periódicos que se publicarían al día siguiente. Tenían que estar todos los editoriales que se habían mandado, los artículos que bajo seudónimos firmaban Franco o Carrero Blanco. Las transgresiones de la norma que hicieran los periódicos eran culpa del director que tendría que dar cuentas al gobernador civil, que a su vez era el responsable de las informaciones militares.

Con la agobiante profusión de consignas, los periódicos fueron en la práctica incautados por el poder político, pues sus dueños naturales no podían elegir, sino entre aceptar el régimen de consignas y cumplir éstas a rajatabla o cerrar el periódico. Los amos efectivos de toda la Prensa fueron las autoridades, que en cada momento se ocuparon del control y la pusieron a los pies del régimen.

Los medios de comunicación sufrieron durante la dictadura franquista la censura y el control y no existió la libertad de prensa hasta 1977. Para que un texto o publicidad viera la luz tenía que pasar previamente por la censura. Estaba prohibido escribir algo que dañase el prestigio de la nación, del Ejército o del Gobierno. El Estado era el propietario de los medios de comunicación en España.

Los grupos privados autorizados más importantes eran la Editorial Católica, que publicaba el Diario Ya; Prensa española, con ABC; el Grupo Godó, con La vanguardia Española; y Bilbao Editorial, con El Correo Español-El Pueblo Vasco. En radio las empresas privadas fueron las más numerosas, y las más destacadas fueron la Sociedad Española de Radiodifusión (SER) y la Cadena de Ondas Populares (COPE).
De entre las publicaciones que, no sin problemas y censuras, consiguieron mantener cierta independencia se encontraba La Codorniz, fundada en 1941 por Miguel Mihura, una revista de humor de tirada semanal. Contó con colaboradores como Mingote, Chumy Chúmez, Serafín, Tono, Jardiel Poncela, Ramón Gómez de la Serna, Gila, José Luis Coll, Carlos Luis Álvarez, Cándido y Máximo entre otros muchos. En 1944 la dirigió Álvaro de Laiglesia y desapareció en 1978.
Hubo otras revistas satíricas como Hermano Lobo, El Papus y Por Favor.

Fue ésta una época de profusión de consignas de cumplimiento obligatorio que tuvo como consecuencia un gran número de sanciones a profesionales de todo tipo dentro de un medio, redactores, directores, etc.
Para vigilar esa Prensa estaban el Ministerio de Información y el Servicio Nacional de Prensa, además del Servicio de Prensa de cada localidad que hacía que todo medio estuviera controlado por muy pequeño que fuera éste o su localidad, de modo que el director del periódico dependía del gobernador civil.
Como ejemplo de estas sanciones, Ramón Pastor fue suspendido de empleo cuando dirigía ABC por negarse a publicar una editorial de inserción obligatoria en 1949.
Hasta tal punto el control era duro que el diario Ya recibió esto:
Sanción de 250 pesetas de multa y apercibimiento, por haber aumentado una información sobre la fiesta de la Cruz Roja , en su número del 25 de junio y haber cambiado el tipo de letra y tamaño de los titulares aprobados por el servicio.
Las sanciones eran a veces demasiado duras. El semanario Mundo tuvo que abonar 5000 pesetas por no haber conmemorado el 20 de abril de 1944 el aniversario del nacimiento de Adolf Hitler. Y en aquella época, 5000 pesetas.
Pero como la Administración tampoco quería tener unos “empleados descontentos”, cuando los periódico o los medios de comunicación en general recibían cartas de felicitación por haber cumplido bien con las directrices enviadas desde el Ministerio.

Centrándonos en la revista Triunfo, su director, José Ángel Ezcurra, recibió una amenaza por parte de “Orden Nuevo”, que decía literalmente:
“A José Angel Ezcurra de Triunfo: Tiene seis dias desde el momento de recibir esto, para abandonar nuestra patria, pues ya estamos hartos de la prensa canallesca y judaizante y marxista. En caso de que no obedezcas, no te vamos a dar una paliza como al de Doblon, pero si te mataremos, y ademas amenazamos con volar los locales de la revista Triunfo, a pleno dia y cuando esten todos en sus puestos. Sexto COMANDO ADOLFO HITLER del O. N. (ORDEN NUEVO)”

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